Ella lo intenta. Se dirige hacia Él con toda el alma. Concentra la fuerza en cada intento y sabe que, al hacerlo, la tela que le rodea se tensa, provocando un intenso dolor que la retiene. Pero sigue. En cada espiración sopla la vida que quiere en movimiento; lucha contra lo que la detiene en el avance, pero cada esfuerzo es estéril y se enreda en una mezcla de seda y tristeza.
Al otro lado, Él la observa.
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