Los perfiles tienen matices. Y todos son necesarios.
Al igual que la luz del día, dependen de los momentos. Nunca se ve igual el paisaje en el amanecer que en cualquier otro momento del día y, como además también influyen otros factores (las condiciones atmosféricas, por ejemplo, o la visión de cada espectador) las posibilidades se tornan infinitas.
Sin embargo, si alguien es capaz de distinguir un estanque con nenúfares, lo hará siempre. La percepción del hecho puede cambiar, pero el hecho en sí, no.
Nuestra forma de ver esos claroscuros personales funciona de la misma manera: a veces percibimos unas partes y otras, otras.
Pero el estanque siempre será estanque.