Perdida en mitad de todo. No sé qué hacer, ni dónde ir. Me coloco en medio de la estancia y trato de seguir tu rastro, pero no has querido dejar ninguna huella que me condujera ti. Así que me observo desde fuera y veo a una mujer perdida, enlutecida y quieta, sin capacidad para nada que no sea esa parálisis emocional que la atenaza.
Mañana es lunes. Desde áquel siempre temo este cuarto.
Y ahora me encuentro encerrada en él, atada por la impotencia.
La mujer que te adora, te ama y te desea siente terror.
Y tú... ¡estás tan lejos!
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